No te pasa que hay días en los que te sentís baja de energía? O que todo te cuesta el doble? O que, sin razón aparente, te sentís desanimada y hasta triste? O que te encontrás con alguien en la calle que te pregunta «cómo estás?» y respondes en forma automática, «bien, todo bien» pero en el fondo no estás nada bien? A mi últimamente me pasa mas seguido de lo que me gustaría. No se si serán los cambios hormonales propios de esta edad, la luna en no se donde, el eclipse de no se cuando, o qué pero muchas veces me siento envuelta en una nube gris que no se cómo sacudir.
Que hago esos días? Empiezo intentando aceptar que hay días malos y en lugar de luchar contra esos sentimientos, intento darles espacio. Aceptar que no todo está bajo mi control me libera de la presión de sentirme siempre positiva. A veces, lo mejor que puedo hacer es permitirme sentir y vivir esos días tal como vienen.
Cada día, incluso los difíciles, nos brinda oportunidades para aprender. Qué nos enseñan los días grises sobre nosotras mismas? Quizás nos recuerdan la importancia de la empatía, tanto hacia nosotras como hacia los demás. También nos enseñan a valorar los días buenos, cuando finalmente llegan (porque siempre llegan). Algunas estrategias que me ayudan:
– Practico la auto-compasión: intento ser amable conmigo misma, permitiéndome sentir lo que siento sin culpa.
– Me pongo metas simples: si el día se siente abrumador, me concentro en completar una sola tarea por vez.
– Me dedico tiempo a mi misma: en estos días priorizo especialmente mis rutinas de autocuidado (mi entrenamiento, salir a caminar, pasar un rato al aire libre sobre todo si hay sol, comer sano y nutritivo, dormir bien)
– Me recuerdo a mi misma que es temporal: los días difíciles pasan y el sol volverá a brillar.
«No todos los días son buenos días» es un recordatorio de que la vida es un viaje lleno de altibajos. Al aceptar los días difíciles, podemos encontrar una mayor apreciación por los momentos de alegría. Está bien no estar bien. Lo importante es cómo respondemos a esos días y qué aprendemos de ellos.
Así que, la próxima vez que te enfrentes a un día nublado, recordá que está bien sentirlo. Dale la bienvenida a la experiencia y permitite que te guíe hacia una mayor comprensión de vos misma y de tu camino. Después de todo, los días difíciles también son parte de la hermosa complejidad de vivir.Y recorda (recordemos): no estamos solas.
Siempre con amor.